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REFLEXION SOBRE LA HONESTIDAD
Honestidad significa hacer lo que se dice y decir sólo lo que se piensa. No adoptar ninguna forma artificial. La honestidad se ha de reflejar en pensamientos, palabras y acciones. La honestidad más elevada es la de los pensamientos. Con honestidad desarrollamos una gran madurez y fortaleza en la visión, las palabras y las acciones. La honestidad nos da la fortaleza para permanecer estables y libres de fluctuaciones internamente. La honestidad nos acerca a los corazones de los demás.
Se necesita mucho coraje para ser honesto. Una de las cualidades más nobles de una persona es la capacidad de decir: «Lo siento. Estaba equivocado y tú tenías razón». Lo que importa no es tener razón, esgrimir argumentos contundentes o lograr que acepten mis ideas. Lo que importa es ser capaz de reconocer mis errores, hacerme responsable de ellos, aprender la lección y seguir adelante con mayor grado de madurez.
La honestidad espiritual significa: “sé fiel a tu propio ser”. Es uno de los pilares de la grandeza, ya que permite experimentar el amor de Dios, y el sentimiento de que Dios y yo estamos muy cerca. Hay un gran poder en esta experiencia. Por desgracia, en lugar de disfrutar de tal grandeza de una forma natural, la mayoría de las personas renuncian a esta oportunidad poniendo excusas. Las excusas también son una forma de la falsedad.
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